La hormiga y la colina de azúcar

La Srta. Hormiga vivía en un gran hormiguero. Tenía todas las comodidades, hasta muchos
libros de hojas de naranjo en la biblioteca.

-”¡Qué inteligente soy! “- dijo la hormiga -”Yo sé de todo y lo puedo todo, hasta decirte cómo es Dios. Ahora no te lo explicaré porque me voy; tengo mucho que hacer.

Ese día resolvió salir sola y no en hilera con sus hermanas. Caminó por aquí, subió más allá y, de pronto, ¡sorpresa! ¡una colina de azúcar! ¿Hay algo más rico en este mundo? Esa colina tan dulce, tan blanca, tan suave…


Entonces trepó, se hundió, la recorrió de abajo para arriba y de arriba para abajo. Hasta que ¡glup! Se tragó un granito de azúcar. Exquisito.

-”Bien, bien, muy bien”-dijo la Srta. Hormiga -”Hoy llevaré a casa otro granito, pero mañana trasladaré toda la montaña”.

Llegó a su casa, se comió el otro granito y se fue a dormir. Muy contenta. Mañana traería al hormiguero toda el azúcar. Apagó la luz y…¡buenas noches!

Como vemos la Srta. Hormiga era tan atolondrada que creía poder cargar una colina de azúcar en su espaldita, y hasta decirnos cómo es Dios.

También, en el mundo, hay gente confundida como ella que se cree capaz de explicar todo, absolutamente todo sobre Dios. Pero no pueden.


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